Unas mil personas se ocuparon el pasado viernes de que la primera sesión de primavera del parlamento marroquí en Rabat fuese algo más ruidosa de lo normal.
Jóvenes del 20 de febrero, grupo que lucha por una reforma democrática profunda en Marruecos, diplomados en paro y profesores en huelga de todo el país le sacaron tarjeta roja al parlamento, acusando a sus integrantes de corruptos, y pidieron su inmediata disolución.
El parlamento deberá preparar las nuevas elecciones legislativas de 2012. A partir de ahora las reivindicaciones de las minorías marroquíes en desacuerdo con el régimen recaerán también sobre el parlamento. El tiempo dirá si estos grupos ganan o pierden fuerza en una sociedad nada acostumbrada a la confrontación con sus poderes.
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